La celebración de asambleas de barrio, en las que los vecinos y vecinas han podido verse las caras con el alcalde y los concejales del equipo de gobierno, exigirles cuentas y pedirles cuestiones que consideran necesarias; los primeros presupuestos participativos de la historia de Peligros y de Granada en general, y las distintas jornadas temáticas dedicadas a la participación ciudadana, como las de este mes de mayo, centradas en nuevas formas de comunicación participativa, son iniciativas que dan respuesta a esa necesidad manifestada por miles y miles de ciudadanos y ciudadanas de todo el país que reclaman ser tenidos en cuenta en la toma de decisiones. Es, como se conoce, el “empoderamiento” de la ciudadanía.
Ningún proceso de participación ciudadana es posible sin un grupo de personas que promueven y fomenten esa participación. En Peligros, el proyecto partió del equipo de gobierno, de Izquierda Unida y Alternativa Democrática de Peligros. Pero, tras los primeros encuentros, y como es deseable en este tipo de procedimientos, fue el grupo motor ciudadano el que tomó las riendas de la participación en la localidad. El grupo sigue más vivo que nunca, ahora con los retos de verse consolidado y ampliado, para poder seguir haciendo un seguimiento de los presupuestos, la organización de los del año que viene...
Las decisiones populares han entrado en el Ayuntamiento a través de las propuestas realizadas en las asambleas de barrio y de las votaciones de presupuestos participativos. El compromiso aquí era que las ocho ideas más votadas por la gente fueran incluidas en el presupuesto municipal, pero el equipo de gobierno ha tenido en cuenta muchas más de las ocho. Las obras en general, incluidas las del Programa de Fomento del Empleo Agrario, siguen las directrices expresadas por el pueblo a través de estas votaciones.
Este mes de junio se abre un nuevo proceso participativo, con una segunda ronda de asambleas de barrio, en las que los concejales y concejalas del equipo de gobierno estarán de nuevo escuchado a la gente, sus quejas y propuestas. Una vez anotadas esas sugerencias, se trasladan a todos los trabajadores municipales, a los técnicos, que también forman parte de este procedimiento. A lo largo de las semanas siguientes, se va dando cumplimiento a las peticiones ciudadanas en la medida de lo posible. Pasados unos meses, el equipo de gobierno vuelve a la calle, esta vez para rendir cuentas de lo que se ha hecho, cómo se ha hecho; y, de lo que no se ha hecho, por qué no ha sido materializado. A continuación, vendrán las consultas para preguntar a la población qué quiere incluir en el prespuesto municipal del año que viene.
“No es un proceso metódico o complicado. La gente sabe participar, sabemos y tenemos derecho a decidir sobre cómo se resuelven nuestras necesidades. Lo principal es que la gente sea consciente de que las cosas no han funcionado de la manera en la que se venían haciendo. La democracia ha venido siendo deficitaria. El papel de la ciudadanía tiene que ir mucho más allá de votar cada cuatro años”, ha comentado el concejal de Empleo, Desarrollo Local, Participación y Comunicación, José Antonio Paniagua, que cuenta ya con una larga experiencia en procesos participativos.
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